Grado de dificultad: 1 (La energía eléctrica es menos sencilla de lo que hacen creer)
Columnista: Roberto
Un colega no tan lejano
El mundo de los carros
En un artículo anterior, intitulado “¿Compramos un carro?”, estábamos haciendo una incursión en el mundo paralelo de los carros, porque es un mundo tecnológico también.
La compra de un carro suele ser, con demasiada frecuencia, por motivos presupuestas, de reputación o de estatuto social. Algunos lo hacen por pasión.
El siglo XXI, muy financiero, transformó los carros en puros objetos de inversión, como todo el resto. Ciertas marcas empezaron a capitalizar sobre su marca (los alemanes en particular), olvidando su esencia.
Queda todavía una minoría que se interesa a lo que hay debajo del capó, a la calidad de elementos como la transmisión, la suspensión, el comportamiento del vehículo en carretera o trocha.
Esta minoría también se interesa en manejar los carros.
Sería por ejemplo una buena idea interesarse a estos “piques” que involucran apasionados (un tanto irresponsables, hay que reconocerlo).
Regañar e insistir sobre el aspecto ilegal no solucionara el tema. “Que se vayan a otra parte más adecuada”, con mucho gusto, ¿dónde? No hay sino Tocancipa, muy lejos.

Nota sobre esta imagen: ¿notaron que se parece a una silla de carro? ¿Casualidad?
Es mucho más fácil de encontrar una cancha de fútbol. Probablemente otros municipios se darán cuenta de que hay una fuente de ingreso (que ayudaría a mejorar el asfalto de las calles).
Los motores son tecnología
José Clopatofsky logro comunicarse con todo el mundo, simplemente hablando de lo que él conoce.
Nosotros, humildes nerdos de TMN, lo leemos. El tono y el contenido de sus columnas nos parece refrescante porque habla un idioma que entendemos. (mucho mejor que otros de sus colegas).
La razón es que nos habla de tecnología, usando términos técnicos que no duda en explicar. Nos inspira.
Hablando de tecnología, hay temas que traspasan las fronteras de su especialidad: en los carros de última generación, hay electrónica, computación, autómatas y robots, y hay transmisión radio.
Reconocemos, sobre todo, la misma incomprensión que expresa frente a decisiones irresponsable, que nosotros sentimos también a veces, y nos gusta su manera de decirlo sin disfraz.
Los carros eléctricos y sus implicaciones “disruptivas”
Pregunta interesante: ¿Cómo los alimentamos?
Su editorial del 7 de diciembre, se enfocaba sobre los carros eléctricos, un tema que tocó de manera repetida en los últimos meses.
En estrategia, hay una regla maestra: “Muchas veces, no sabrás que hacer, al contrario, puedes fácilmente saber lo que no se debe hacer”. Esta columna es un excelente ejemplo de eso.
Su análisis de las declaraciones y decisiones políticas le permitió dibujar una silueta bien reconocible, basada en lo que otros se “ingenian” en esconder.
Añadiré unos detalles para ampliar el tema que él introduce en su texto, que, de paso, les invito a leer acá:
http://www.motor.com.co/columna-del-director/poner-electricidad-columna-revista-motor/31585
Este tema es el de la alimentación de los carros eléctricos. Su sorpresa es que las discusiones políticas se olvidan de una obligación muy sencilla: si los carros se vuelven eléctricos, cómo los vamos a recargar.
Seguramente no podemos contar con Ecopetrol para solucionar este problema, eso no lo dice él, sino yo (tampoco es un ataque, simplemente no les corresponde).
Lo que digo también es que la estructura energética actual en Colombia ni siquiera permite electrificar correctamente a los hogares (tanto en consumo como en seguridad).
Ampliamos el alcance de su artículo
Retomo su idea, porque se conecta perfectamente con preocupaciones energéticas generales, de las cuales los carros eléctricos son solo un aspecto.
José se hace la pregunta correcta: ¿Estamos listos para esta evolución? Les dejo contestar solos.
Me imagino alguien tratando de proponer unas de las “estaciones domesticas de carga”, de las cuales habla José, en un conjunto residencial. Nunca faltara un digno para poner una tutela porque le están vulnerando sus derechos (a echar humo, seguramente).
Es más: tampoco podemos tranquilizar a este digno, porque la alimentación en energía de los conjuntos no ha sido pensada para este consumo adicional al cual nos tendremos que acostumbrar.
Si subimos escalones en la jerarquía para mirar la actitud, nos topamos rápidamente con Ecopetrol (otra vez), con Codensa y gas natural, a ninguno de los cuales les conviene que nos liberemos de ellos.
La ausencia de voluntad se tropieza contra la evolución global
Las fechas que indica, en su artículo, sobre las decisiones políticas de evolución del parque automotor hacia la tecnología eléctrica, son simplemente dictadas por lo que está ocurriendo en Europa. No hay que buscar mucho coraje en eso, simplemente no tienen opción.
Clopatofsky pone el dedo donde duele cuando recuerda que aquí, en Colombia, la noción de servicio no existe. Todo es negocio: la educación, la salud, el correo, el transporte, la luz, el agua.
Es donde él admite que las cosas salen de su perímetro, evitando de hablar de los problemas de energía del país. Sin embargo, podría hacer la pregunta, como ciudadano está en todo su derecho.
Eventos como el de la represa de Ituango son parecidos a lo que está pasando en otros lugares del mundo. Francia, país que eligió la energía nuclear para su generación eléctrica, está enfrentando una crisis con el almacenamiento de sus desechos ultra tóxicos.
Está en contradicción con el resto del mundo y con la evolución de los sistemas de energización desde centrales gigantescas hacia estructuras distribuidas (basadas sobre energía renovables y un consumo más responsable).
Pero este país está atrapado, con un gremio que tiene tanto poder que no deja cambiar nada… ¿Eso les recuerda algo?
Las estructuras energéticas alternas
Colombia tiene una fortuna que Francia no tiene: está en una zona climática mucho más favorable en términos de generación de energías renovables. Sin embargo, se sigue construyendo represas, como si el único modo de alimentación fuera estas represas gigantescas y lejanas.
Los ingenieros eléctricos son conscientes de la debilidad del modelo tradicional de “centrales eléctricas” grandes y de sus líneas a alta tensión interminables.
Se están interesando a modelos “distribuidos” donde la energía está producida en pequeña cantidad, mucho más cerca de donde estará utilizada.
Punto uno: para eso, la multiplicidad de fuentes de energía renovable inutilizadas, sobre todo en zona urbana, se debe estudiar y aprovechar. Problema: hay que tener la voluntad y actuar, porque ya es tarde.
Punto dos: no se trata de suprimir el modelo tradicional, que supliría la parte que las generaciones locales no pueden proveer, entre otras la alimentación de los carros…
Regresamos a los carros
Hay varios puntos interesantes que evoca Clopatofsky en su editorial:
- las baterías: es el verdadero problema de los carros eléctricos. Por fortuna, Colombia no está sola en hacer la pregunta. Soluciones saldrán; sí además son colombianas, mucho mejor.
- los transportes públicos: el caso del metro de Bogotá es emblemático de la codicia ciega que preside a las decisiones. Es un problema “regional” que Colombia tendrá que solucionar.
- los transportes de carga: en un país que acabó con su ferrocarril, es difícil encontrar una respuesta a esta dolorosa pregunta. Sabían ustedes que, en Suiza, los camiones de carga se suben en trenes eléctricos para atravesar el país. Es otro problema “regional”.
Tenemos una sola discrepancia con nuestro distinguido Clopatofsky. Él habla de los vehículos híbridos como la solución. Nosotros pensamos que eso es discusión del pasado: hoy, es bien posible que esta solución intermedia sea ya vencida.
Otra discrepancia sin gravedad: José Clopatofsky desea una feliz Navidad a sus lectores. Nosotros no pensamos salir de vacaciones todavía, así que tenemos más tiempo para saludarlos (jejejeje).
¡Feliz Navidad, Don José!
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