Grado de dificultad: 2 (Por el tema espacial, difícil y costoso)
Columnista: Roberto
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El 11 de abril, el módulo de descenso lunar israelí Beresheet se estrelló sobre la luna.
El resumen corte podría ser “fue un fracaso”. Pero como siempre, hay un poco más que eso, más alentador y mucho más diciente sobre lo que está pasando con los viajes a la luna.
Un proyecto muy económico
El módulo Beresheet era un proyecto de bajo presupuesto (en términos de lanzamientos espaciales, 100 millones de dólares es un costo muy bajo).
Fue uno de los cupos de un lanzamiento comercial de SpaceX con un cohete Falcon 9 (que lanzaba también un satélite asiático, PSN-6), desde Cape Canaveral, el 22 de Febrero de 2019.
La idea de alcanzar una orbita terrestre, luego, por modificaciones sucesivas, adquirir impulso (como lo haría una honda) para lanzarse en dirección de la Luna.
La trayectoria está explicada en una página de la NASA:
https://solarsystem.nasa.gov/missions/beresheet/in-depth/, y detallada en un sitio de cálculo científico Israeli:
https://gereshes.com/2019/04/08/an-introduction-to-beresheet-and-its-trajectory-to-the-moon/
Misión “fallida”
Una misión directa como las misiones lunares americanas del final de los años 60, hubiera tomado tres días para llegar en órbita lunar (con un presupuesto ligeramente más elevado…).
En comparación, Beresheet necesitó hasta el 4 de abril (41 días) para llegar en orbita lunar. De acá, se pensaba alunizar el 11 de abril 2019.
Por falla del propulsor durante el proceso de descenso, el módulo se estrelló al punto marcado en la foto a continuación.

El aspecto muy positivo de esta misión es que toda la parte cálculo de la misión funcionó perfectamente y merece aplausos.
Conflicto de estrategias
Costos y seguridad afectan los cronogramas
Seamos claro: en una tal misión, el punto realmente complejo es justamente el descenso hacia la luna. Todos los predecesores se estrellaron varias veces antes de lograrlo.
Las dificultades están en asegurar la confiabilidad del propulsor y las comunicaciones con el módulo a la distancia de la luna, y eso requiere mucho tiempo y mucho dinero.
Es una de las principales justificaciones de la plataforma orbital lunar, de la cual hablábamos en un artículo anterior (en inglés):
- las comunicaciones a partir de la plataforma serían mucho más fáciles,
- Se podría imaginar una etapa de amarre a la plataforma (la parte canadiense proveerá herramientas robotizadas, facilitando una “captura” del módulo).
- A la elección del cliente, se abastece o reabastece el módulo, eventualmente se carga para el descenso, y finalmente se envía el módulo a alunizar.
Por supuesto, este escenario solo será disponible a partir de los años 30 (muy lejos para los que quieren llegar a la Luna hoy mismo…)
Rápido y costoso
Al otro extremo, el deseo de los Estados Unidos (o, al menos, de su administración actual) de ir a la Luna, directamente y en menos de cinco años, es muy posible, pero mucho más costoso (hasta para los Estados Unidos):
- Con personal a bordo, es impensable durar más de un mes para ir a la luna. Luego, se requiere una nave espacial mucho más elaborada, más aún que la que lo logro en 1969 (se trata, esta vez, de empezar a construir una base lunar).
- Necesitaran muy probablemente varios viajes, los primeros siendo para enviar elementos de la futura base lunar.
- La operación es, por esencia, con financiación completamente estadounidense, sin efecto de mitigación económica.
Hay en esta declaración una incoherencia: ¿será que pretenden operar directamente desde la tierra? Eso significaría que no aprovecharían las ventajas de la estación orbital, viviendo en autarcía …
La autarcía es una situación bélica. Que los Estados Unidos sean, de hecho, en posición de conflicto con el resto del mundo es una situación pasajera que no debería durar más allá de 2020.
Las cosas regresaran, luego, a algo más razonado.
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