Grado de dificultad: 1 (Un “sueño” puede ser también irresponsable)

Columnista: Roberto

No pensaba escribir un artículo, hoy. Navegaba en la web sin blanco preciso, mirando noticias, informaciones sobre juegos, presentaciones de programas futuros, y vídeos musicales.

Es cuando encontré esta presentación “espectacular, hecha por los ingenieros de Bugatti, una marca de automóviles que nunca he visto en la vida real:

Acaban de establecer un récord de velocidad en una larga recta de una pista de carreras alemana: 304,77 mph.

Traducido en unidades del resto del mundo, son 490,48 Km/h.

¿Sueño? El mío duro unos segundos, el tiempo de preguntarme cuanto valía el vehículo capaz de realizar esta proeza. (Nota: Sí, es una proeza).

Pero ya había despertado. Una página web sobre carros, entre muchas, me entregó la información que necesitaba:

Especificaciones del Bugatti Chiron según The Car Guide

Precio de base: 2 998 000 dólares …

¿Por qué vale 2000 dólares debajo de la barra de los 3 millones? Es una pregunta sin interés.

El vehículo que estableció este récord de velocidad no es el modelo de base, y su precio tampoco importa. Incluye:

  • Todo un equipo de ingenieros,
  • Un tiempo considerable y unas herramientas fuera de lo común,
  • El acceso a una pista que reproduce condiciones que uno nunca encuentra en la vida real,
  • Un piloto profesional.

Probablemente han visto de estos vídeos en YouTube, donde posesores de tales monstruos los destrozan a los pocos minutos de tenerlos.

El hecho de tener un tal vehículo no lo hace a uno un buen conductor… Y de eso no se trata.

Se trata de mostrar su poder financiero (a falta de demostrar algo de sentido común).

Una vez plenamente despierto (la sorpresa y la incomprensión me costaron varios minutos), me acordé de que esta presentación no está hecha para gente como ustedes y yo.

Hice, para TMN, un experimento donde seguía los diferentes pasos para elegir un carro:

¿Compramos un carro?

El resultado era con criterios que son ya del pasado.

Una nueva prueba sería con carros eléctricos, y no sería por mí: ya me quemé con los concesionarios de carros.

Una última pregunta, para terminar de despertarse:

¿Qué pasa cuando uno pierde el control y percuta alguien a solo un tercio de la velocidad del récord?

Ni lo sueño.