Grado de dificultad: 2 (¿como hablar de algo sin que se vuelva político?)
Columnista: Roberto
En un artículo anterior, use una serie americana, “The Good Fight”, como pretexto para hablar de un tema más nerdo. Era un tanto injusto, porque la serie merece que se escriba algo sobre ella.
Hablando de “The Good Fight”, de nuevo
Un título excelente es un buen inicio
Para empezar, el título de la serie, que se podría traducir por “La Pelea Justa”, me parece un mensaje alentador, por eso lo elegí para el encabezado del artículo “Los teoremas de Gödel y el postmodernismo” (otro título muy largo, por cierto).
Esta vez, hice mejor: solo el título, para dejar más claro el mensaje.
La serie cuenta las aventuras de un gabinete de abogados, y de las astucias jurídicas que despliegan para ganar casos. La serie es una producción de CBS, cadena donde oficia también el excelente Stephen Colbert.

Están un tanto sarcásticos en su manera de pintar el actual gobierno estadounidense, (que sean “The Good Fight” o Stephen Colbert), y eso los hace más simpáticos aún.
Está disponible en Colombia sobre Amazon Video, donde acabo de terminar de ver las dos temporadas disponibles. Una verificación rápida me permite confirmar que una tercera temporada saldrá en CBS el 14 de marzo (parece muy cerca, pero habrá que esperar un poco más para verla oficialmente aquí).
Personajes de abogados
Las series sobre abogados son bastante comunes en Estados Unidos porque son parte de la cultura de demandas permanentes que viven allí.
Eso no es la particularidad de esta serie. Lo que la hace interesante es la elección de los actores que logra una mezcla que funciona, y este ambiente donde se rozan temas políticos desde el punto de vista de individuos.
Comparada con nuestra autóctona serie “La Ley del Corazón”, divertida aunque sin real profundidad (y demasiado plutocrática), “The Good Fight” es un análisis interesante de lo que “debería” ser la ley.
Entre los actores, todos excelentes, note la presencia de Rose Leslie, afortunada rescatada de Game of Thrones, donde estaba un poco ocultada.

Cambio de tema
Otro elefante en la sala
Tal vez habrán notado que el presente artículo está en la categoría “Editoriales”. El propósito es dar a estos editoriales un aspecto que los haga más legibles, porque la palabra “editorial” suena muy política.
Pues, justamente, hablamos un momento de los aspectos políticos que puede tener TMN, y que definitivamente tiene “The Good Fight”. Será nuestro momento “Elefante en la sala” del día.
Hace poco, TMN publicó otro artículo, sobre polución y sobre empanadas. Nuestra preocupación era más científica y social que política. Pero pretender no tener una opinión política sería muy hipócrita.
Sabemos que la hipocresía es un comportamiento muy postmoderno, procuramos no tenerlo.
Nos mordemos mucho la lengua (o el esfero, o más exactamente el teclado) antes de escribir artículos que podrían ser mucho más agresivos.
Ser nerdos nos ayuda a temperarnos en eso: hechos primeros, luego opiniones mucho antes que “impresiones”. A menos que sea para hablar de una serie o de una película, que solo valen por la impresión que dejan.
Castrochavismo
Lo anterior es para llegar a lo siguiente. El artículo sobre las empanadas de la Castellana (sí, es el barrio de Bogotá donde ocurrió el incidente) nos valió las felicitaciones de algunos de nuestros más cercanos lectores.
Con un “pero”: uno me comento a mí, con un tono de humor, “Que artículo tan sensato y sensacional. Desafortunadamente no tardarán en tildarte de castrochavista”.
¿Castrochavista, yo? ¡No! ¿Sí? Pensándolo bien, es cierto que muchos científicos tienden a ser percibidos como “zurdos” más que como “diestros”. Todo depende de cual punto de vista uno lo mira.
Miran por ejemplo lo que está pasando en Estados Unidos. En este momento por allí, del orden de 70% de los americanos están percibidos como extrema izquierdistas (empezando por los de “The Good Fight”, personajes o actores).
La razón es que tienen un gobierno “bastante” a la derecha. Visto con los ojos de POTUS, casi todo el mundo está a su izquierda.
Que esta nerdita de Alejandria Ocasio Cortez sea considerada como extrema derecha cuando es apenas “social democrata” (centro izquierda) para el resto del mundo, es representativo de lo que son los gringos (y por cierto, ¡Gracias Mr T por haber logrado hacer deslizar todo el paisaje político US hacia la izquierda! Lo necesitaban).
Un ejemplo de esta evolución en el discurso:
Nota: se puede ver que les falta todavía…
Regresamos a cosas más frívolas, al final …
Neolengua y cientificos
Ya expresé una opinión política, para que todos estén enterados. No lo hare mucho, prefiero temas técnicos.
Los nerdos están vistos como “zurdos”, es cierto, y es una consecuencia de lo que, en TMN, llamamos el postmodernismo (no pretendemos haber inventado este término de neolengua).
El léxico de neolengua que hemos elaborado, con una buena dosis de humor, tampoco es invención nuestra.
Es la simple reproducción de “expresiones” que muchos ya han escuchado sin darse cuenta de que se trata. Se trata de una forma elaborada de mentir y engañar. Sin embargo, nuestro léxico puede efectivamente ser visto como “orientado”.
El tema es el siguiente. Los científicos están lidiados por los hechos, llámenlos paradigmas si quieren. Nadie mejor que los nerdos (traducción TMN de “científicos”) conoce los límites de los paradigmas.
La insistencia de expertos en comunicaciones a pretender que se rompan paradigmas todos los días se volvió una molestia para nosotros. Los paradigmas científicos no evolucionan tan rápido. Lo hacen, sin embargo, pero de eso no se trata aquí.
Los únicos paradigmas que estos expertos quieren romper son más sociales que técnicos.
Asumir que los científicos están de acuerdo con la noción de purificación social es una equivocación, así que sí, efectivamente, sobre un tal tema somos “progresistas” (de alguna manera).
Polución y comunicación
A parte del aspecto vergonzoso de la limpieza social de la Castellana, nuestro artículo “Bogotá, Polución y empanadas” hablaba de un tema más cercano a nosotros, porque muy técnico: la polución de la ciudad.
En este caso, nuestra molestia fue más técnica que política. No nos gustaron los cuentos reforzados que se publicaron en periódicos “mainstream”, porque parecen salidos de una cuenta Facebook.
Queremos creer que trabajan para que Bogotá mejore. Pero la manera de disfrazar los hechos solo genera sospechas.
A parte de que, les recomiendo “The Good Fight” si tienen la oportunidad de verla. A mí, me pareció chévere.

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