Grado de dificultad: 2 (porque el tema es difícil, y hasta 3 por los vínculos hacia sitios y videos extranjeros)
Columnista: Roberto
Una descripción alarmista
Un artículo reciente, en la categoría tecnológica del “Washington Post”, nos llamó la atención:
Goodbye, Chrome: Google’s Web browser has become spy software
En este artículo del WP, se habla de dos cosas: de los “cookies” y del navegador Google Chrome.
Para que quede claro, lo que dice el artículo es cierto, bajo un cierto punto de vista…
Por fortuna, el periodista (que conoce bien su tema) no oculta precisiones, lo que nos permite mostrar otros ángulos a su presentación, porque los tiene y los necesita.
Algunas nociones técnicas
Una presentación de “Adversitement”, una de las empresas que se dedica al uso y análisis de los “cookies” para campañas de publicidad “online”, propone una explicación práctica:
Hemos también elegido otro video que describe este mismo tema, con un punto de vista más didáctico.
Nota: Presentamos nuestras disculpas a los que no practican el inglés. La idea es mostrarles que el tono del artículo del Washington Post es un tanto alarmista.
Punto 1: una “cookie” no es un programa, es solo un pequeño archivo de texto (AKA que no ejecuta nada), generado por el sitio web al cual uno se conecta.
Punto 2: las cookies actuales no almacenan datos en nuestros computadores, solo contienen una identificación que permite relacionar la máquina que navega con las bases de datos distantes que, sí, asocian datos con ella.
Punto 3: en la actualidad, muy probablemente han notado que muchos sitios advierten los visitantes de que están usando cookies. Le corresponde a uno aceptarlos o filtrarlos.
A que sirven y quiénes los usan
Las cookies tienen dos tipos de usos: personalización y publicidad.
Personalización
La personalización es, por ejemplo, permitir a un sitio recordarse que usted prefiere que le hable en español, o que cuando está conectándose a Netflix, no necesita entrar sus credenciales.
Es lo que hace un televisor sin decirlo.
Están en todo su derecho rehusarse a aceptar cookies. En este caso, su navegación Internet se volverá más caótica, porque se la pasará identificándose o repitiendo a los sitios como tratar su caso personal.
Publicidad
La versión moderna de la publicidad es de una extraordinaria precisión: gracias a las cookies, las publicidades que reciben en su computadores saben donde viven ustedes (gracias a sus teléfonos).
Si se toman la molestia de verificar, se darán cuenta de que les proponen almacenes, literalmente en su barrio.
Tal vez se les olvidó que es la publicidad: es la misma que estamos acostumbrados a ver en periódicos de papel, o a la televisión, cortando los programas, o apareciendo en partidos de futbol.
Tiene siempre el mismo propósito: que los sitios que los autorizan reciban una remuneración si tienen una frecuentación suficiente (#HayQueComer).
Información de uso
El tercer uso es el más interesante: los desarrolladores de sitios web no disponen de mucha información sobre sus lectores.
Los únicos que usan los campos de comentarios debajo de los artículos parecen ser los trolls.
Por esta razón, estos desarrolladores se apoyan sobre herramientas de medición de tráfico, que les permiten obtener informaciones sobre quién les visita (desde cual país, cuanto tiempo quedan conectados, que leen).
Estas informaciones usan cookies. Si las desactiva, usted se vuelve invisible, y es una actitud agresiva (si es intencional).
Google Chrome, Firefox y sus usuarios
Una cantidad industrial de cookies
Regresamos al artículo del Washington Post, que contiene informaciones “alarmantes” que toca poner en contexto.
Empieza por descubrir 11189 cookies en una semana, lo cual es efectivamente una cifra considerable.
Sin embargo, se trata de un periodista especializado en tecnología que debe estar constantemente navegando.
En la inmensa mayoría de los casos, él tuvo que visualizar, en pantalla, un mensaje advirtiéndolo del uso de cookies en los muchos sitios que visitó.
Un usuario normal puede efectivamente sumar centenas de cookies en una semana de navegación. A cambio, más de 10000 es el resultado de un comportamiento extremo.
Chrome vs. Firefox
Diferencias que se reducen
Luego, se pone a comparar Chrome a Firefox, sugiriendo que el segundo filtra por defecto todas las cookies.
En realidad, los diseñadores de Firefox regresaron a una política más suave porque se dieron cuenta del aspecto contraproducente de un bloqueo drástico de todas las cookies.
Las versiones recientes de este navegador, que llaman “Quantum”, tienen una configuración “por defecto” similar a la de Chrome.
Sin embargo, es cierto que en Firefox existe un modo llamado “ventana privada”, que corresponde a un acceso protegido (AKA sin cookies ni ninguna otro método de rastreo).
Este modo fue reproducido en Chrome bajo el nombre de “ventana de incognito”.
Para dar un ejemplo del efecto de este modo, desde una sesión de conexión al Washington Post, del cual tenemos una suscripción, hemos abierto un articulo en una ventana “privada” o “de incognito”.
El efecto inmediato es que el periódico nos sale de la sesión identificada.
Chrome se debe usar en ciertos casos
Hay usos identificados por los cuales Chrome es casi obligatorio.
El más evidente es la conexión a un sitio bancar o de pago online: si intentan conectarse a su banco vía Firefox, es muy probable que ventanas emergentes no se abriran, o que módulos embebidos no funcionaran.
Lo anterior es porque el nivel de compatibilidad con el lenguaje HTML5 es (mucho) mejor en Chrome que en Firefox.

Nota: no es por calidad de diseño, sino por divergencia de opinión de los diseñadores de Firefox sobre ciertas funcionalidades.
Sin embargo, eso se traduce en problemas de compatibilidad (en particular, sobre la gestión de DMR).
Herramientas utilizadas por desarrolladores
El periodista parece quejarse de casi todo, sin preguntarse porque ciertas entidades usan cookies que permiten “sigilosamente” a Google de recolectar datos personales.
Estamos un poco sorprendidos por el planteamiento: no es lo que Google está haciendo, y pensamos que el periodista lo sabe.
Los cookies pertenecen generalmente a otras empresas. Google estaría muy atrevido si interviniera en contratos comerciales.
Sin embargo, hay efectivamente una cookie celebre de Google que está utilizada por casi todos los sitios.
De hecho, aparece en una captura de pantalla hecha por el periodista:
https://www.google-analytics.com
Se trata de un sistema muy práctico que permite obtener información sobre la frecuentación y el trafico de los sitios web que lo piden (los culpables somos nosotros, los desarrolladores).

TMN lo usa también. Google Analytics nos provee varios datos estadísticos a los cuales no tenemos manera de acceder.
Como va TMN
Nuestra posición en todo eso
Nuestra opinión sobre esta situación es compartida por una inmensa mayoría de blogs y de sitios mucho más prestigiosos: hay cookies que no podemos evitar, aunque solo usamos los estrictamente necesarios.
En cuanto a Chrome, la situación es más dolorosa: sabemos que los datos que nos muestra Google Analytics están incompletos porque justamente buena parte de los lectores usan navegadores “protegidos”.
En consecuencia, no los vemos (estimamos que son del orden de la mitad de nuestros lectores). No hay ningún regaño de nuestra parte, cada uno tiene derecho a preocuparse por su privacidad y luchamos para que así sea.
Lo único es que, haciendo eso perjudica a todos los que cuentan con estas estadísticas para recibir ingresos o buscar sponsoring.
Hubiéramos preferido que el periodista hablara de este tema, que los lectores necesitan saber para luego decidir en pleno conocimiento.
Es un tema de educación y de cultura de comunidad que tomara (mucho) tiempo en adquirir.
Es un poco como saber que muchos de nuestros lectores no leen enteramente nuestros artículos. No por eso dejaremos de escribir: apostamos que unos lo harán y que otros aprenderán a hacerlo.
Uso de Chrome
Chrome es un excelente navegador que tiene un defecto del cual no habla el artículo: es muy pesado en comparación con los demás.
TMN tiene un PC un tanto inestable con Windows 10, y usamos Chrome para “retar” su estabilidad (con resultados sistemáticamente desastrosos).
Nota: al contrario, bajo Linux, el desempeño de Chrome es excelente.
Los navegadores que usamos son efectivamente Firefox y Chrome, ambos.
Las consideraciones sobre la privacidad, evocadas en el artículo del Washington Post, son muy importantes; sin embargo, nos parece que hay una confusión.
El periodista se está equivocando de adversario en esta oportunidad: las cookies no son elementos “sigilosos”; al contrario, suprimirlas solo llevará a otros métodos mucho más insidiosos (que ya existen).
Es como en medicina: las vacunas hacen las enfermedades más resistentes.
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