Grado de dificultad: 1 (Se trata de un testimonio individual en la situación difícil que enfrentamos).
Columnista: Roberto
Nuestra dificultad para adaptarnos a la situación extrema, requerida por este evento pandémico, es entendible.
Sin embargo, la negación no puede seguir más.
Tarde para las últimas compras
Esta mañana, noté que faltaban huevos y yogurt en el refrigerador.
Por eso, decidí hacer una última vuelta al supermercado cercano, para comprar estos detalles (sí, fue irresponsable de mi parte).
Pensaba estar solo en la calle, porque “se supone” que todos debemos, permanecer encerrados, ya.
Primera sorpresa, había gente en la calle. Pero estaba yo también, así que no estaba en posición de hacer críticas …
Llegando a una de las entradas del supermercado, la encontré con un aviso “solo salida, entrada lado droguería”.
¡Mal síntoma! Dócilmente, decidí cumplir y me dirigí a la otra entrada…
… Nunca llegué hasta allí: a distancia, vi que la gente hacía cola para entrar.
De ninguna manera me iba a juntar a este foco de infección. Así que me devolví para mi casa:
Poco tiempo después, oí la noticia anunciando que un “simulacro de cuarentena” de toda la ciudad era previsto par el fin de semana.
Es decir, empieza mañana.
“¡Lo que fue, fue!”. Tendremos que aguantar los próximos días con lo que tenemos, y quedarnos encerrados.
Respetarnos mutuamente
Anecdóticamente, en mi camino de regreso, ayude a un viejito (es decir, más viejo que yo) que se cayó.
¿Qué estábamos haciendo afuera, él y yo? Estábamos en la misma negación.
Fue una señal, para mí, de la necesidad de quedarnos en casa y, de alguna manera, un mensaje del destino:
Sin mí, este señor pudo haber sido en graves problemas.
No es, sin embargo, una disculpa para no respetar el aislamiento voluntario que deberíamos cumplir todos.
Sigo pensando a estas personas haciendo cola para entrar a un supermercado, arriesgando una infección.
No los culpo: para empezar, las cosas evolucionaron tan rápido que muchos no tienen lo necesario en casa, y es por eso que tomaron el riesgo
Por otra parte, es un tiempo donde el criterio individual no es suficiente para evaluar el riesgo que tomamos.
Lo que hacemos puede afectar a los demás, y es exactamente a eso que sirven las instancias estatales: a informarnos y a guiarnos.
Parece que estas instancias, también, hesitaron en tomar ciertas decisiones y medidas, como todos nosotros.
Es tiempo de respetarnos mutuamente y a nosotros mismos, y a tener paciencia.
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