Grado de dificultad: 1 (Traducción al español de nuestro artículo “De Twitter, de Trolls et de modération”)

Columnista: Roberto

El tema de este artículo empieza a tomar fuerza. Está muy bien porque es un aspecto muy relevante para los simples usuarios (de Twitter o de cualquier otro medio).

El bazar de Twitter

Un ego desmedido

Con el lío de Twitter en su apogeo, un artículo como el siguiente importa:

Parlons un peu de modération

Recordemos los hechos (de una manera obviamente sesgada…):

Un ricachón imbuido de sí mismo tenía (y todavía tiene) unos millones de seguidores en Twitter.

Un día, uno de ellos le dijo: “Compra la compañía para que puedas decir lo que quieras”.

Nota, por cierto: ya era el caso, pero ¿quién se detendrá en este detalle de la historia?

Tan simple como eso, “Creso” compra Twitter.

Mi resumen de los episodios anteriores es un atajo, porque la historia no era tan simple (sin ser muy complicada tampoco). Porque gira alrededor del ego desmedido del caballero.

Trolls, más fáciles de identificar que de ignorar

El aspecto principal que el Sr. M no puede entender es precisamente lo qué habla el artículo de NextInpact.

Aquellos que se han atrevido a comentar un artículo, video o mensaje saben qué y quienes son.

Los llamamos Trolls, y son fáciles de identificar (si no de ignorar). Estos son los que llegan con comentarios fuera de tema, pero muy confiados.

Preferiblemente, los comentarios serán ofensivos, porque así es como obtienes las mejores reacciones.

El origen de este comportamiento es antiguo (mucho antes de Internet) y claramente deshonesto. El objetivo es desviar la atención de una discusión para beneficiarse indebidamente.

Esta táctica ha sido popularizada por las redes sociales porque es muy efectiva para la visibilidad de los anuncios.

La caza de Trolls, un deporte difícil

NextInpact: duro de moderar

La conclusión del artículo de NextInpact (y de sus comentarios, igualmente interesantes) es que es difícil escapar de los Trolls.

Es aún más difícil para aquellos cuya reputación se basa en mentiras. El Sr. M, como todos los muy ricos, no tiene amigos, solo lambones que buscan un beneficio.

En las redes sociales, se les llama “seguidores”, que no es más que un sinónimo de Trolls.

Resulta que los Trolls son los que, también, se dedican al phishing. Y es precisamente gracias a la información que obtienen en las discusiones en las redes sociales que logran apuntarnos.

Todos tenemos nuestros Trolls, incluso si aún no lo sabemos.

El paraíso azul de los estafadores

Twitter, tema del momento, ya no tiene sistemas de moderación o protección de credenciales. Aquellos que llevaron a cabo estas vitales tareas fueron despedidos o renunciaron.

Esta red social se ha convertido en un paraíso para los Trolls y otros estafadores. El pájaro azul ya no existe, ya es hora de volar a otros horizontes.

De Twitter, de Trolls y de moderación

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