Grado de dificultad: 1 (Si se muestra el misterio, se desvanece al sol).

Columnista: Roberto

La BBC y Netflix acaban de resucitar el mito del célebre vampiro, una vez más, demostrando a qué punto es difícil transcribir en imágenes una angustia única.

Hablemos de la novela

El éxito de esta novela no es la calidad de su escritura: la lengua de Abraham Stoker no es espectacularmente rica.

Drácula no es, del punto de vista literario, a la altura del Frankenstein de Mary Shelley, que se puede disfrutar a varios niveles, un poco como las historias de Howard Phillips Lovecraft.

Nota: pasemos púdicamente sobre el racismo de este, un nivel de lectura que prefiero olvidar.

Lo que logra mantener el interés y la angustia de la larga novela Drácula es la invisibilidad de la fuerza maligna, de la cual solo se ven los resultados.

En la novela de 1897, el monstruo solo se deja ver un instante, al final. Antes, se quedaba en la sombra, aunque siempre cercano.

La historia corta, The turn of the screw, de Henry James, de la misma época, que describe la misma maldad oculta, es mucho más evocadora en su descripción de un ambiente opresivo, porque es mejor escrita.

Es la lenta progresión de la historia que hace el interés de Drácula, y es la ausencia de su personaje central que lo hace terrible.

Adaptaciones cinematográficas

Soy de los que consideran que nunca se logró concretar este concepto en pantalla. Siempre se hizo de manera demasiada demostrativa.

Se prefirió siempre satisfacer la curiosidad masoquista de los espectadores, dándoles una imagen del vampiro. Pero ver el monstruo es acabar con la angustia.

Ni Bela Lugosi, ni Christopher Lee, ni los otros, pudieron jamás personificarlo, y no es culpa de ninguno de ellos. Es la de los directores y la de los (demasiado) ávidos aficionados.

Bela Lugosi - Origen Universal Studios
Christopher Lee - Origen Hammer Productions

Leyeron mal la novela inicial: Drácula no es una imagen, es una presencia oculta.

La versión de la BBC

Ya vi el primer episodio de esta nueva versión y … ¡Este nuevo monstruo habla demasiado! Es sangriento, pero no angustiante.

Como era de prever, son las mujeres que ocupan el centro de la historia, y eso termina de matar el mito.

En el cuento de Bram Stoker, las mujeres son solo prensas indefensas. Mostrar mujeres que no le temen al monstruo destroza la angustia.

El vampiro le teme al sol. Mujeres que irradian lo matan, por supuesto. Eso, ya lo sabemos ¿Cierto, Don Harvey Weinstein?

No es una mala evolución, es señal de que nuestras mentalidades cambiaron.