Grado de dificultad: 1 (¿Cuál mamá sirve un medio vaso de leche a su hijo?)
Columnista: Roberto
Hay conceptos artificiales que no aguanto, porque usarlos nunca es casual.
Una publicidad desafortunada
Recientemente, me encontraba mirando televisión. Nota: todavía me pasa, de manera marginal.
En los programas de tele por cable, suele haber cortes de publicidad (frecuentes y largos). Durante uno de esos, vi el comercial siguiente (que logré ubicar):
Video conseguido en el Canal YouTube de Gloria Perú
Seguramente, ustedes han oído este cuento del “vaso medio lleno, vaso medio vacío”. Esta declaración, que tiene la profundidad de un charco después de una pequeña lluvia, sigue vigente, aparentemente.
Es lo sorprendente en ella.
Suele estar acompañada de una (muy) corta charla, igual de profunda, sobre una supuesta filosofía del optimismo… Como en la publicidad anterior.
Por supuesto, este dilema artificial cae mal en el oído de los nerdos, por ser un engaño. Otro comercial, de CNN, lo describe muy bien:
Hoy fue el inicio de un proyecto muy importante para CNN, el lanzamiento de @cnnradioarg, recuerda que la puedes escuchar en #Argentina en el 950AM pic.twitter.com/yikczwwhKL
— CNN en Español – PR (@CNNEPrensa) March 11, 2019
¿Quién sirve medio vaso?
Hablando claro, para mí, la fabula del medio vaso es el símbolo de la mediocridad.
Es la solución incremental que se propone para un problema exponencial. No sirve, ni siquiera para empezar.
Es lo que quieren enseñar los poderosos a la gente humilde: “Conténtense con las migas que les dejamos”.
Mientras tanto, la fractura digital se mantiene. Una conexión satelital ViaSat o HughesNet para toda una comunidad apartada “no es ideal pero peor es nada”.
Otros se tomaron la molestia de lanzar centenas de satélites (casi mil, ahora), para que la gente apartada tenga un Internet de verdad:
Starlink, beta test y fractura digital
¿Será que los gobiernos podrán llenar la otra mitad del vaso?
De manera más hogareña, nunca se me ocurriría servir medio vaso a un niño o siquiera a un invitado.
¿Lo hacen ustedes? Por supuesto que no.
Así que me gustaría que los publicistas, políticos o gurus de TED se olviden de esta fábula. Resalta su mediocridad moral.
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