Grado de dificultad: 1 (serán muchas cosas, aquí está el inicio)

Columnista: Roberto

Preliminares

Muy probablemente ya han visto uno de estos artículos o video o programas de tecnología que les llenan sus casas de gadgets tecnológicos, y llaman eso una “casa inteligente”.

Digo “muy probablemente” porque es una costumbre que dura desde mucho tiempo.

En los años 50 en las películas había frecuentemente un original que basculaba un interruptor, provocando que un trencito apareciera, trayendo vagones de botellas de licor.

Más cerca de nuestra era, hubo esta moda de los interruptores activables por sonido: uno aplaudía dos veces y, “milagrosamente” la luz prendía o se apagaba (muy práctico en un cuarto de bebé que acaba por fin de dormirse…)

Hay también esta escena recurrente en las películas de ciencia ficción, donde el “héroe” entra en su casa y pide a voz alta que se prenda la luz, “y la luz fue”.

Por supuesto, siempre aparece la idea del robot que le destapa su botella de cerveza. Hasta R2D2 en Star wars episodio 6 (el mismo donde la princesa Leya aparece en esclava medio empelota) sirve de portavasos, sin olvidar que C3PO conoce unos miles (o millones, no me acuerdo bien) de idiomas, porque es inicialmente un doméstico diseñado para atender amos de muchas razas.

Hay este fantasma feudal donde se supone que debemos necesitar esclavos para cumplir con nuestras rutinas diarias de hogar, porque, claro, nosotros somos muy ocupados (a mirar nuestros teléfonos).

A menos que sea una manera de consolarse por no estar en la posición de Jeff Bezos.

Domótica

En la actualidad, la “domótica” está de nuevo de moda, después de varios años de calma. Las casas se van a llenar de captores para que uno pueda saber desde su teléfono celular cuando un mosco paso en la sala al frente de uno de los sensores.

Claro que estos sistemas que permiten simular que alguien está en casa mientras que usted salió a trabajar, son muy útiles en sus conjuntos cerrados, donde basta preguntar al vigilante para que él revelara que usted no está.

Terminamos los sarcasmos contra todo un sector económico que trata desesperadamente convencernos de la enorme importancia de tener una casa inteligente.

Eso es porque, de alguna manera, tienen razón sobre el hecho de que nuestras casas están inadaptadas a los elementos tecnológicos que contienen.

Eso, no lo dicen ellos sino nosotros, incurables nerdos, quien lo estamos revelando. No, nuestras casas no son inteligentes, y son generalmente peligrosas para los objetos conectados que hospedan.

Inicio de un viaje por la casa

No pretendemos saber que es una casa inteligente.

La primera etapa será decir que es es una casa, y nos parece que la mejor manera de descubrir lo que puede ser “inteligente” en ella es visitarla, como si estuviéramos buscando un nuevo hogar.

Composición de una casa

Paredes y techo

Una casa tiene paredes y un techo. ¿Será que hay maneras inteligentes de hacer paredes y techos?

Jardín vertical - Origen desconocido

Un artículo reciente sobre jardines y huertas verticales, otro sobre una “impresora 3D que permite construir paredes”, y varios otros sobre paneles solares, sobre recuperación de las aguas de lluvias, y un montón de ejemplos de “Tiny houses”, nos contestan que sí.

Nota 1: obtenemos además una primera información: la inteligencia de una casa no es únicamente informática.

Las piezas de una casa

Algunas casas tendrán varias piezas, otras solo tendrán un espacio único.

Unas serán grandes, otras muy pequeñas. En cada caso, el aprovechamiento del espacio requiere inteligencia.

Hay espacios donde uno pondrá un comedor, tal vez una sala, una cocina, baños, cuartos, tal vez escaleras, y en estos espacios y/o piezas, habrá muebles.

Cada espacio, cada mueble, además de un estilo, puede, por supuesto ser objeto de un diseño inteligente.

Los servicios y los consumos

Una casa está hecha para vivir. Agua y luz son temas conocidos, y cuyo uso generalmente carece de inteligencia.

El gasto desmedido de agua, la ausencia de reciclaje de esta agua son cosas que se pueden mejorar y que tiene su efecto en una casa.

La luz es de las cosas manejadas con menos inteligencia en una casa. ¿Será que nuestros equipos eléctricos y electrónicos están correctamente protegidos? ¿Será que medimos lo que gastamos? ¿Necesitamos forzosamente consumir solo sobre la red pública? ¿En “AC”?

Es esta red pública confiable (“se fue la luz en todo el barrio”), ¿Qué tenemos para mitigar sus defectos?

Internet

Se habla de casas conectadas, pero ¿será que nuestra red interna (si existe) está bien configurada? ¿Cuál velocidad de conexión a Internet necesitamos? ¿Será que aprovechamos los elementos informáticos que tenemos?

Los gurús de las “casas inteligentes” pretenden solucionar este tema, ¿será que lo están haciendo?

Los desechos

Consumimos y botamos. ¿Será que hacemos un consumo responsable y un reciclaje eficiente?

Como lo pueden ver, hay muchos temas apasionantes, entre los cuales tenemos algunos conocimientos, pero no todos. El viaje que empezamos con este artículo nos aprenderá muchas cosas a nosotros también.

Un ejemplo de lo que los americanos llaman una “Tiny house”:

Ejemplos como este son innumerables, y no se limitan a casas muy pequeñas.

Nuestra próxima etapa será sobre la estructura de las casas en sí. ¡Hasta pronto!

La casa inteligente