Grado de dificultad: 2 (¿Son las redes sociales las responsables, o solo es más visible ahora? Difícil pregunta)
Columnista: Roberto
En ingles, se dice “surfear”, describiendo a la navegación internet …
Editorial/ensayo sobre la superficialidad, tema donde uno se puede fácilmente auto incriminar sin darse cuenta.
Un artículo superficial sobre la superficialidad
La duda empieza con un artículo que un contacto nuestro comunicó a TMN. Fue publicado en el periódico costarricense “El Financiero”:
Mucha información, poca comprensión: un nuevo tipo de analfabetismo
Siendo un artículo corto, les recomendamos leerlo primero. Nota: “analfabetismo”, palabra muy fuerte…
A un nivel superficial, el planteamiento es impactante. Pero comete el mismo error que pretende denunciar: brilla por su superficialidad.
El tema de la superficialidad de pensamiento evidenciado por las redes sociales es doloroso y difícil de contrarrestar.
Pero culpar solo a las redes sociales sería rehusarse a admitir las fallas más globales de nuestra civilización.
Las redes sociales, antítesis de los periódicos
Periódicos, blogs y smartphones
Tratar de describir un problema es el primer paso para encontrarle soluciones.
Empecemos por apuntar hechos sencillos.
Detrás, el principal acusado y vector principal de las redes sociales es el smartphone. Sus dimensiones limitadas tienen directas consecuencias sobre la manera de usarlo.
Los textos que permite mostrar son, por obligación, poco legibles. En consecuencia, la atención que permite es reducida.
Un segundo nivel sería comparar las redes sociales con medios más elaborados.
Los periódicos son difícilmente legibles en una pantalla reducida. Requieren un puesto de visualización más elaborado: tableta, laptop o, mejor, desktop con pantalla grande.
Pero no es tanto el tamaño de la visualización lo que los caracteriza. Para entender, interesémonos en sus hermanos menores (y más interesantes): los blogs.
De paso, reciban un saludo de los nerdos de TMN…

Periódicos, blogs, los privilegiados
Más allá de los recursos financieros (TMN, por ejemplo, no tiene ningunos), lo que requieren es conocimiento técnico.
Manejar las herramientas de edición y de publicación de una página web exige ciertas competencias. Supone, además, un diseño elaborado de página.
Nota: una buena idea, para estos blogs, sería atraer nuevos redactores …
Al frente del paradigma periodístico, está la inmensa multitud de los que no poseen este conocimiento.
La posibilidad de expresarse es un tesoro que no se debe negar a (casi) nadie. Es, entonces, un planteamiento severo el de acusar de superficialidad a estos participantes (torpeza no es maldad).
Obviamente, los que participan en blogs tienen una visión más clara y dedican más tiempo a una redacción elaborada. En otros términos, son (somos) unos privilegiados.
Las redes sociales no inventaron la superficialidad
¿Pero para qué perder tiempo en diseñar un sitio web cuando uno puede, instantáneamente, comentar en Facebook?
Es, además, satisfactorio recibir, en segundos, numerosos mensajes con “pulgar arriba”. Uno se siente poderoso, “influenciador” … ¿Cierto?

Las redes sociales no inventaron la superficialidad, solo la están resaltando.
Hay un lado positivo en eso: uno sabe instantáneamente lo que los demás piensan. La profundidad del intercambio, por el contrario, sufre mucho …
… Y la ética también: al final, si es solo un mensaje pequeño, ¿Qué importancia va a tener?
Respuesta: ¡Mucha! Los rastreadores de estas plataformas están monitoreando nuestra actividad, constantemente. Lo que escribimos, quién nos lee, que respuestas recibimos.
Pero es otro debate. El punto es que las redes sociales son parte de nuestras vidas.
Mirarse en un espejo
Los blogs (entre ellos, TMN) usan las redes sociales para ayudar a sus publicaciones, para atraer lectores… Columnistas, acaso.
Condenar las redes sociales sería mirarnos en un espejo.
Consideramos que lamentar la superficialidad de los utilizadores de redes sociales es apuntar al blanco equivocado. Es solo el síntoma de una debilidad de la cual todos tenemos nuestra parte de responsabilidad.
La respuesta está en otra parte (educación pública, cultura ciudadana, inclusión) …
Está también en las mismas redes: cuando alguien se equivoca, hay que decirle. ¿Cómo lo sabrá si no? Y, por supuesto, mostrarle la dirección correcta.
A partir de acá, solo podemos hablar de nosotros, nerdos de TMN. La ambición de nuestro blog es hacer que nuestros lectores se acostumbren a leer, a usar su espíritu crítico.
¿Ustedes, estimados colegas, que opinan del artículo de “El Financiero”? ¿Y cuál es su ambición?
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