Grado de dificultad: 1 (hay que tener un smartphone).
Columnista: Roberto
Paseo en patineta…
Decisión extrema
Me levanté esta mañana con un ánimo aventurero. Decidí arriesgar mi integridad física y hasta mi vida.

Era en broma (bueno, casi). Vuelvo a empezar.
Esta mañana, decidí satisfacer mi curiosidad y da un paseo en patineta eléctrica.
Como era mi primera vez (hasta los ancianos se encuentran de principiantes, de vez en cuando), me tocó “descubrir” desde cero.
Preliminares
En todas las grandes ciudades del mundo, ahora, hay operadores que proponen servicios de patinetas eléctricas en “autoservicio”.
El principio es relativamente sencillo: ubicar uno de estos bichos en la calle, activarlo, andar, y finalmente dejarlo en otro punto. ¡Fácil!
Anoté previamente el nombre del operador de uno de ellos, que vi parqueado a la entrada de mi edificio. En mi caso y mi ciudad, el operador autorizado se llama “Grin”.
Luego, me tocó descargar la “App” de este servicio en mi smartphone y configurarla:
- La “App” nos pide, por supuesto, activar el GPS del teléfono, para ubicarlo a uno en el espacio, y ver dónde están las patinetas más cercanas.
- Luego, hay que definir cual tarjeta de crédito se usará para pagar las carreras…
¡Listo!
Siendo un ciudadano prudente y responsable en la calle (favor abstenerse de comentarios feos), tomé la precaución de conseguir un casco.

Búsqueda del transporte
Esta parte se revela efectivamente fácil: cuando uno activa la “App” en su teléfono, aparece un mapa (activación de GPS) que le indica a uno dónde encontrar un caballito (las patinetas tienen un GPS).
Me di cuenta de que tan de moda está este transporte por la cercanía de la patineta (me toco, sin embargo, caminar como 50 metros).
¿Y ahora qué?
La maquina es de diseño sencillo:
- dos manijas,
- la de la derecha para acelerar girándola,
- la de la izquierda para frenar.
- Un botón para encender
- Un código “QR” para escanear con el teléfono.

Tan pronto escanea uno el código, la App pide activar el GPS y el módulo Bluetooth del teléfono (si no, no hay comunicación con la máquina).
Nota: encender la patineta es altamente recomendado si uno quiere realmente que las cosas funcionen…
Asumimos que a ustedes les ira como a mí: que termine funcionando.
Viaje
Lanzarse es más fácil que saltar en Bungee.
La velocidad máxima, del orden de 20 Km/H, se revela bastante alta para este juguete:
- Uno se da cuenta de que una calle tiene muchas “imperfecciones”. Por su ausencia total de suspensión, la patineta vibra mucho al andar.
- Es una velocidad excesiva para transitar sobre un andén, entre los peatones (“prudente y responsable”).
- A parte de eso, la impresión es relativamente estable (no se rían: era mi primera vez, no sabía).
El punto final de mi viaje era un centro comercial cercano, donde había varias otras patinetas disponibles.

Veredicto personal
El servicio funciona.
Sin embargo, me arriesgaré en hacer un comentario tacaño: el paseo sale CARO. Más que un taxi, que un Uber, que un bicitaxi.
Es práctico, eso sí, pero menos cómodo que una simple bicicleta. Y resulta que me gusta caminar, así que un par de zapatos cómodos es más ecológico aun, y claramente mejor para la salud.
Lo clasificaría como una comodidad de lujo.
¿Y qué pasa con los demás vehículos eléctricos?
A nosotros, en TMN, nos gustan los carros, sobre todo si se mira hacia el futuro.
Por eso, pensaba escribir un capítulo sobre presente y futuro de los carros eléctricos… Prefiero esperar a ver si la situación se mejora hasta el final del 2019.
La realidad actual es tan desesperante que me dio vergüenza escribir sobre ella.
Mejor me limito a compartir el siguiente vídeo, que muestra los (escasos) modelos disponibles en Colombia:
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