Grado de dificultad: 1 (Porqué les resulta tan difícil a las autoridades informar las comunidades)
Columnista: Roberto
Otra pelea por una torre de telecomunicaciones
En “El Tiempo” del 23 de enero, había esta noticia:
Más temprano, en el programa de información de City TV Bogotá, residentes del barrio “La Fraguita”, en la localidad de “Antonio Nariño”, en el sur de la capital colombiana, estaban entrevistados “en caliente”.
Se escucharon palabras como “riesgos para la salud”, “irradiación”, y, al final del artículo que mencionábamos arriba, hay esta perla:
“la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer señaló que las emisiones de las antenas pueden constituirse en un factor posiblemente cancerígeno para los humanos. No obstante, no hay pruebas concluyentes que aseguren que dichas emisiones puedan afectar la salud”.
Empezamos por esta última nota: “pueden constituir posiblemente” y sin embargo, “no hay pruebas concluyentes” son dos sentencias que se contradicen un tanto, sin contar que “pueden posiblemente” no es exactamente convencedor.
¿Entonces, son o no son las emisiones radio nocivas para la salud?
Respuesta rápida y poco diplomática de los especialistas (TMN se auto declara culpable, de paso): en las condiciones descritas, para absolutamente nada.
Pero no se trata de un tema técnico ni de salud.
¿Cuál es el problema?
Datos técnicos
En el caso anterior, el responsable de instalación entrevistado dijo que tenía todas las autorizaciones para ejecutar la obra. Dadas las condiciones mostradas, lo consideramos muy probable.
La ANE (Agencia Nacional del Espectro Colombiana) y el propio MinTIC (Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia), son considerados muy buenos alumnos al nivel internacional.
Es, entonces, muy fácil verificar con ellos la realidad de la afirmación del instalador.

Hemos encontrado, sobre el blog de “Telemediciones”, una pequeña empresa bogotana de asesoría de alto nivel técnico en telecomunicaciones, un artículo que resume bien el tema de la percepción de “peligro” en radiaciones radio:
La única duda que comunican viene de la IARC (International Agency for Research on Cancer), la cual es probablemente la fuente a la cual se refiere el artículo del Tiempo que mencionábamos.
En el blog de Telemediciones, se expresa claramente la posición de esta entidad:
“esta entidad clasificó a los campos electromagnéticos de radio frecuencia como posiblemente cancerígenos para los seres humanos, grupo 2B, categoría que se utiliza cuando se considera que una asociación causal es creíble, pero el azar, los sesgos o los factores de confusión no pueden descartarse con una confianza razonable”.
Es la declaración exacta. No vamos, sin embargo, regañar a los periodistas del Tiempo: había que realizar una investigación detallada para encontrarla. El resumen es que “es posible pero no hay ninguna prueba contundente“.
Una percepción subjetiva
Mirando las frecuencias, potencias de transmisión, antenas y distancias involucradas, hay hechos que deberían hacer reflexionar el público:
- Si usted tiene en su casa un WIFI, que sepan que las radiaciones que generan son de misma naturaleza que las que son puestas en duda. Y resulta que, en sus casas, la tasa de radiaciones que reciben de su WIFI es del orden de 100 veces superiores a las radiaciones en celular.
Que se tranquilizan, sin embargo, porque estas radiaciones son inocuas, como lo son generalmente las de las torres de celular.
- Las torres de difusión de televisión terrestre de Bogotá (a frecuencia 4 veces inferiores, lo admitimos) transmiten a potencias 100 veces superiores a las de las antenas de celular.
Y eso dura desde hace 50 años.
Las quejas actuales deberían haber sido hecha de la misma manera para estos dos casos, mucho más relevantes.
Pensamos que el origen del temor de las comunidades tiene mucho que ver con una impresión visual: las torres son grandes y las antenas imponentes. Es solo una impresión, porque la potencia que transmiten estas antenas es pequeña.
La raíz del problema es que nadie se tomo la molestia de explicarlo a la gente.
¿Cuál culpa y de quién?
Los operadores de celular están sobre todo preocupados por la cantidad de tarjetas SIM que venden, mientras que el nivel de su servicio es mediocre.
Los fabricantes de teléfonos se interesan a la cantidad de teléfonos que venden, aun sean totalmente sobredimensionados en comparación con la confiabilidad de las redes que los conectan.
Los organismos gubernamentales reciben los pagos de jugosas licencias y se interesan a los profesionales, olvidándose de sus obligaciones con los usuarios finales.
Y toda esta gente se encuentra en una encrucijada: la llegada de LTE (celular “4G”) los obliga a “densificar” las redes (ver nuestro artículo “La 5G – Crónica de un éxito anunciado”).
Eso significa muchas “antenas” más, en torres, techos y otros lugares más discretos. Para lograrlo, los operadores están listos a todos los excesos (además de pelearse entre sí).
Llegar de noche, como ocurrió en el caso que nos inspiró este artículo, es efectivamente uno de los métodos que suelen utilizar para engañar a las comunidades, y que a veces funciona, no siempre.
La desconfianza de las comunidades
La reacción de la comunidad del barrio “La Fraguita” es entendible: se sienten traicionados por su alcaldía, y engañados por operadores que les muestran su evidente desprecio.
Las comunidades tienen razones de sobra para sentirse así: ¿quién se interesa a ellos fuera de las elecciones?
Finalmente, al nivel gubernamental, por la considerable fortuna que se recoge a través de las licencias, es evidente que están dispuestos a muchos sacrificios (de las comunidades) para mantener el “consenso”.
MinTIC habla mucho de proyectos muy ambiciosos para “conectar toda Colombia”. Sin embargo, nadie parece tener consciencia de que hay un retraso expresado en décadas de años en la información y la capacitación de la población a tecnologías no tan nuevas.
A menos que sea intencional.
Lo que paso en “La Fraguita” está pasando de manera creciente, y es una mala señal.
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