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Columnista: Roberto
Un último símbolo se vuelve vulgar destino turístico
Una noticia que genera incredulidad
El Monte Everest, en el Himalaya, es el pico más alto del mundo. Durante mucho tiempo, fue uno de los destinos últimos de los montañistas, aunque no el más interesante.
Dijimos “fue”, porque hoy en día, se volvió un destino turístico convencional para los que tienen los recursos financieros suficientes.
El Monte Everest no hace excepción a la regla postmoderna de que el dinero puede comprar todo, pasando “por encima” de montañistas profesionales que se preparan toda una vida para ascensiones como esta.
La imagen que encabeza el artículo dio la vuelta del mundo, y hasta inspiró varios artículos en nuestros periódicos locales “El Tiempo” y “El Espectador”:
Hay congestión para llegar a la cima, exactamente como cuando “un don nadie” va a trabajar por la mañana en su carro, en la autopista, en su Transmilenio, o en su Metro (si vive en una ciudad moderna) …
… O como los clientes de Apple que hacen fila de espera a la entrada de un Apple Store el día de la salida del último e indispensable IPhone.
Pero estar en una fila de espera a 8800 metros de altura (como lo muestra la foto), aspirando el oxígeno de un tanque, y congelándose, es una situación “ligeramente” más preocupante.
This is the scene of Khumbu icefall on April 19, as several climbers were on their way up high camps for the first rotation. https://t.co/EC4O5w22Vf #Everest2019 pic.twitter.com/OWOxT3bqlF
— Everest Today (@EverestToday) April 24, 2019
El principio de la subida al Everest
Para llegara allí, hay que llegar primero a uno de los dos campos de base, preferentemente a pie, para acostumbrase a desplazarse a esta extraordinaria altura.
Luego, hay que quedarse varios días en el campo, para acostumbrarse a respirar (de todo modo, el clima se encarga de enseñarle paciencia a los afanados).

Finalmente, si las condiciones climáticas lo permiten (las tormentas son la regla arriba, dejando pocos momentos con tiempo “soleado y tranquilo” para poder subir), se intenta el último paso que es la subida al monte.
Hemos resaltado el verbo “intentar”, porque no hay ninguna garantía: si el tiempo cambia, lo cual es frecuente, los acompañantes, los Sherpas, abortaran la misión.
Además, después de subir, hay que bajar, lo cual es más complejo aun, por el cansancio acumulado.
Las fallas pueden ser mortales
Lo anterior describe el mejor caso.
Por el contrario, un caso peor es generalmente mortal:
- Sí ocurre un cambio climático rápido durante el trayecto de subida o de bajada,
- Sí el candidato al viaje tiene problemas preexistentes de salud,
- o simplemente sufre del mal de la altura (lo que los bogotanos llaman el “soroche”, pero en una forma aguda, incluyendo alucinaciones y edema pulmonar).
El riesgo de morir está presente incluso antes de llegar a la altura del campo de base (arriba de 5000 metros). Es, por ejemplo, lo que casi le paso a nuestro querido “Pirry”.
Detalle macabro, cuando un montañista muere en la parte superior del recorrido, lo más probable es que su cuerpo se quede allí mucho tiempo.
El vínculo a continuación (les advertimos que es muy gráfico) les dará una idea esta realidad:
Remover un cuerpo puede costar hasta 80000 dólares, razón por la cual los cuerpos de los que no tienen familiares con mucho dinero se quedan en el sitio y (otro detalle macabro) sirven de punto de referencia en el trayecto.

“Cumplir su sueño”
Idiosincrasia
En Suramérica, se suele usar una bonita palabra para describir un comportamiento que se evidencia con frecuencia: la “idiosincrasia”.
¿Qué es? Se trata de una situación donde todos hacen la misma cosa, al mismo tiempo, en el mismo lugar. Es un fenómeno que hace salivar a todos los publicistas.
“Cumplir su sueño” de subir al Monte Everest es un caso de idiosincrasia alrededor de una obsesión que se volvió convencional… Y comercial.
Se prevé que, durante el año 2019, más de 500 candidatos (lo que significa más de 1000 personas, porque cada uno debe subir con su Sherpa) intentaran la subida.
Es una situación ridícula y malsana que lleva a la foto que encabeza el presente artículo.
¿Motivo? La cantidad de días con buen tiempo para subir es muy reducida, en consecuencia, todos suben al mismo tiempo (sí, en idiosincrasia)
Y, por supuesto, muy pocos entre los candidatos son montañistas.
El trayecto se parece a una playa caribeña en julio, pero mucho más peligroso. Al momento de redactar este artículo, ya 10 personas han muerto en 2019 por esta razón, esperando en la fila de subida o de descenso.
Coraje ilusorio y valor real
La nobleza de los montañistas que suben al Everest desapareció por completo.
Salvar su pellejo vale más que todo: abandonan a sus compañeros, algunos roban los tanques de oxígeno. Es una versión real del “Desafío” (adaptación del programa americano “Survivor”).
Además, los héroes de mentira se preocupan muy poco del aseo: los campos de base y todo el trayecto hacia la cima se llenaron de basura.

Por fortuna, aparecieron héroes reales, y más exactamente una heroína en este caso, para atacar el problema de acumulación de desechos en esta zona del Himalaya:
https://creapills.com/francaise-everest-dechets-20190507
https://edition.cnn.com/2019/05/02/asia/mount-everest-trash-cleanup-scli-intl/
El costo del “sueño”
El precio de una misión se sitúa entre 20000 dólares (precio “discount”) y 80000 dólares (“prestación completa”). Por supuesto, la versión de 80000 dólares da más posibilidades de sobrevivencia.
Nota 1: Sin embargo, tendremos el mal gusto de recordar a todos que ser montañista (lo cual no se limita a la subida al Everest, destino ni obligatorio ni espectacularmente interesante) es altamente preferible.
Dentro de este precio, el cupo que queda para los sherpas es de 10000 dólares.
Nota 2: Muy probablemente (no hemos hecho el ejercicio), los contratos tienen una clausula que exime a los sherpas y a la organización de responsabilidad en caso de muerte.
https://blog.kazaden.com/prix-de-lascension-de-leverest-tout-savoir/
Hemos visto, más arriba, que la recuperación de un cadáver cuesta hasta 80000 dólares en caso de falla mortal.
Es un sueño fuera del alcance de la gente común (suponiendo que la gente común tuviera “sueños” tan extraños y, al final, tan fútiles).
Para el pueblo Sherpa, es una hazaña que disfrutan: ellos viven a esta altura, nosotros, no, y no tenemos nada que hacer allí.
A los que tienen una gran fortuna y sueños de altura, les recomendamos preferir uno de estos viajes de turismo espacial (de los cuales hemos hablado en un artículo anterior) que se están preparando.
Comparativamente, serán menos peligrosos (un poco más costoso, sin embargo) …
Terminamos con una última información: el Everest, como el resto de la tierra, sufre los efectos del calentamiento global.
Las nieves y el hielo de los nevados se derriten. En consecuencia, varios cuerpos perdidos de viajeros de las cimas van a reaparecer.
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