Grado de dificultad: 1 (Para simplificar, nada cambiará en el futuro cercano).

Columnista: Roberto

No todas las evoluciones son anunciadas en los periódicos. Varias simplemente ocurren sin que nadie se percate.

Es el caso de la definición de imagen en los televisores…

Evolución progresiva

Prehistoria

Full HD” es una denominación comercial que se popularizó con la evolución de la calidad de imagen en los televisores.

Corresponde a un área constituida de 1080 líneas de 1920 pixeles, de proporciones “16×9”.

Es el formato de imagen más frecuentemente usado en los programas de televisión y en “streaming”.

Pasó mucho tiempo desde la época donde las imágenes de televisión eran de proporciones 4×3 y de definición 480 líneas por 640 columnas.

Televisor paleolítico - Origen desconocido

En esta época lejana, nadie se quejaba de la muy mala calidad de la imagen: tener una imagen ¡a color! que se movía era mágico.

Pero no finjamos nostalgia. La recuerdan los viejitos, eso sí, pero no la echan de menos: la tecnología moderna es una maravilla (a falta de parecer mágica).

Del tubo catódico a la matriz LCD

Hubo hasta pantallas catódicas de formato 16×9 al final del siglo XX, antes de que aparecieran las primeras matrices a plasma, que fueron, luego, destronadas por las de LCD.

Esta evolución de los televisores, y de la calidad de imagen que tienen ahora, fue disruptiva para los profesionales de la televisión, y luego para los del cinema.

Todo este mundo sigue evolucionando, entrenado por los dos vectores que son la mejora de las pantallas y la generalización de Internet.

La evolución continúa

Si, por curiosidad, se poner a mirar cuales televisores están disponibles en el mercado (para comprar uno, quien sabe), notaran un fenómeno curioso.

Hay dos categorías de televisores: los de pantalla de 32” o menos, y los demás.

Parecen dos entornos distintos.

Los pequeños televisores

Los televisores de 32” son siempre de definición 720 líneas x 1280.

Revirtámoslo en 1280 x 720, que es como se suele describirlos (ancho por alto), y mencionemos la denominación comercial “HD” para esta definición de imagen.

Técnicamente es una elección correcta si uno usa una tal pantalla solo para televisión (AKA visión desde una distancia de 1,5 metros o más).

A esta distancia, una definición superior no se aprecia sobre una pantalla de estas dimensiones…

… Pero la verdadera razón no es técnica. Son televisores destinados a presupuestos apretados y/o a lugares donde no cabe un aparato de dimensiones superiores.

Para ratificar que se trata de un tema presupuestal, solo algunos de estos pequeños televisores son “Smart TV”.

No es obligatorio porque sube notablemente el precio de equipo. La coexistencia de ambas versiones es una prueba de que el precio cuenta.

Nota: significa también que su posesor no dispone de Internet (#FracturaDigital).

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Los televisores grandes

Y del otro lado, están los televisores de tamaño superior a 43”.

En este caso, no hay que hacerse la pregunta, TODOS son “Smart TV”. Esta evolución ya es del pasado.

Lo nuevo es que los almacenes, que, “periódicamente”, hacen “promociones” sobre televisores (los de generaciones anteriores, para agotarlos), han pasado discretamente a la etapa siguiente.

Si miran sus catálogos, verán que ya no tienen televisores grandes con imagen simplemente “Full HD”.

Todos son en “Ultra HD” (o “4K”: 3840 x 2160 pixeles).

Los “Full HD” que, marginalmente, aparecen todavía, son de generaciones anteriores y están “en promoción”.

Esta vez, el argumento no puede ser técnico: en una pantalla de 43” los detalles de una imagen Ultra HD no se aprecian, generalmente…

… Salvo una excepción: cuando esta pantalla sirve de monitor a un computador, y a una distancia de 80 cm.

Razón de la última evolución

OLED – QLED

La justificación de este salto tecnológico es industrial.

Hay solo dos empresas en el mercado que fabrican pantallas: Samsung y LG, ambas surcoreanas.

Ambas trabajan en productos para el futuro, que mejoran sensiblemente el contraste de las imágenes, y, marginalmente, disminuyen el espesor y el peso de los aparatos.

Más precisamente, Samsung propone una tecnología llamada “QLED”, mientras que LG propone “OLED”.

En ambos casos, estas evoluciones obligan a ambas empresas a manejar muchas tecnologías diferentes.

En particular, siguen con las pantallas “LED” convencionales (pero mejoradas), por su costo inferior (y porque les permiten probar novedades que aplicaran a los modelos de alta gama).

El hecho de mantener líneas de producción de matrices que no sean UHD se volvió un desperdicio industrial.

Entonces, discretamente, salieron del mercado todas las pantallas Full HD, problema solucionado.

¿Qué no cambió?

Sin embargo, esta evolución industrial no está en fase con el resto de la cadena técnica.

  1. Los programas seguirán en Full HD por mucho tiempo más. La necesidad en ancho de banda para una imagen UHD es excesiva y no se justifica para los usuarios.
  2. Para los profesionales, es más grave aún: el tamaño de los archivos crece dramáticamente. Lo que pasa con los videojuegos es significativo del problema.

Lo dicho anteriormente parece indicar que se trataría de un desperdicio para las condiciones habituales de uso.

Podemos mencionar, de paso, que las pantallas (ya no se puede hablar de televisores) grandes en tecnología OLED y QLED tiene precios “estratosféricos” y representan un reto mecánico en una casa normal.

Añadido a eso, estos aparatos gigantescos pretenden promover definiciones aun superiores: “8K”.

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Hay sin embargo una posibilidad que podría popularizarse, y que sería un desastre para los teatros: la suplantación de la noción de teatro por la de pantalla privada.

Netflix y YouTube ya proponen un streaming en definición 4K, que funciona… Pero que casi nadie usa, porque nadie le ve el interés.

Nos nacen dudas: están muy avanzados, eso sí, tal vez demasiado.