Grado de dificultad: 2 (Transmitir el mensaje sale mucho más difícil de lo que pensábamos).

Columnista: Redacción

La percepción de las reacciones al fenómeno COVID-19 dependen, necesariamente, de la ubicación geográfica del observador.

Aquí (#Colombia), esta percepción no nos genera optimismo, desde hace tiempo. Veamos por qué.

Las vacunas contra COVID-19 llegaran

Una buena noticia, pero con restricciones

Las (porque son dos, probablemente tres) vacunas contra el coronavirus están en camino. No están todavía, pero es solo cuestión de tiempo:

  • Hay que fabricar el montón de botellitas para su distribución.
  • Luego, esperar un momento en la fila de espera (los países ricos pasarán primero).
  • Respetar un orden de prioridad: se dice que el personal médico pasará primero.

Existen, sin embargo, varias sombras a esta excitante noticia:

  • Las vacunas tienen pocos meses, en lugar de los muchos años que suelen ser la regla para las vacunas. En consecuencia, los resultados se basan en un insuficiente número de experimentos.
  • Los resultados preliminares (porque no hay más) indican que la inmunidad sería de tres meses (en el caso de Moderna).
  • Dado el reducido periodo de tiempo, el volumen de dosis estará muy por debajo de lo necesario. Esta situación suele provocar problemas éticos de todos tipos.

Tranquilizar puede ser contraproducente

Las informaciones no son, sin embargo, tan propicias al alivio. Parece una especie de negación colectiva y/o una falta de rigor en la lógica ciudadana.

Se anunció que, dependiendo de quién lo anuncia, el gobierno colombiano compró o comprará 10 o 20 millones de dosis…

En un caso, se refieren a la vacuna de PFIZER, en el otro no lo precisan.

El plazo tampoco es muy claro: segundo semestre en un caso, primer semestre en otro.

Nota: “Primer semestre” parece significar junio de 2021.

Los anuncios son difusos, mostrando un evidente deseo de tranquilizar al público. Pero este deseo podría revelarse contraproducente…

La pandemia, revelador sin piedad

No todos los pueblos tienen madurez

Resulta que la situación es muy diferente en cada país (o pueblo).

Países como Corea del Sur y Nueva Zelandia se destacaron por su eficiencia. Otros, al contrario, sintomáticamente del lado oeste del Atlántico, no se destacaron tanto…

Llámenlo “disciplina”, “cultura respetuosa”, o confianza ciudadana, unos manejan el tema de las restricciones mejor que otros.

Las curvas de evolución del contagio reflejan estas nociones culturales. Son un revelador sin piedad de nuestras debilidades.

En Colombia, el comportamiento de las personas es desalentador:

  • Filas de espera de cincuenta metros a la entrada de los centros comerciales (en fin de semana) sin distanciamiento social.
  • Un tráfico vehicular y peatonal como si nada estuviera pasando.
  • Una proporción siempre visible de la población sin mascarilla.

Vacunas, sí, pero mucho después

¿Qué está pasando? ¿Desespero, debilidad moral, desprecio? Es probablemente una mezcla de todos los anteriores.

El resultado es una especia de negación. Se aprovecha cada argumento o noticia para dejar de ser cuidadoso.

Navidad será una disculpa espectacular:

¡¿Cómo vamos a sacrificar las reuniones familiares?!

La resignación de los especialistas y gobernantes, al respecto, es evidente.

En consecuencia, las vacunas (previstas 6 meses después) llegaran a un país más contagiado.

Lo peor es que son los cuidadosos, respetuosos, los que se encuentran en posición de acusados: son aguafiestas, miedosos.

Entonces les deseamos suerte a los berracos, no se puede esperar más de ellos.

Lo decimos con tristeza, no por rabia.

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