Grado de dificultad: 1 (Fácil de escribir, y sin embargo difícil de entender por demasiadas personas)
Columnista: Roberto
“… Alternative facts …” citación de KellyAnn Conway (Conselor of the US President)
Una serie brillante y asustadora
No planeaba ver “The Handmaid’s Tale”, la serie premiada de Hulu.
Era por varias razones, varias eran técnicas, otra era el malestar que me inspiraba el tema (sí, es injusto).
Sin embargo, un tema de editorial reciente en TMN, el de “Turismo morboso y selfies ignorantes”, despertó mi curiosidad.
Quise saber que tan estúpida era la famosa serie de fotos en Instagram de Kylie Jenner (una de las integrantes del famoso clan “Kardashian”) sobre la serie.
Nota 1: La dama en cuestión no se destaca por su cultura ni por su altura intelectual (dos características que parecen opcionales en el mundo posmoderno).
Nota 2: La idea no es hacer un análisis extenso del epifenómeno “Kardashian”, que no se merece ningún premio.
Ya llevo cuatro episodios en la primera temporada de “The Handmaid’s Tale”, lo suficiente como para entender lo que hace esta historia tan celebre.
Como primer comentario, el tema lo merece, aunque confirma el malestar que tenía sobre él.
Para resumir (una vez más, porque muchos comentaristas ya lo han descrito), se trata de un futuro cercano donde un régimen totalitario teocrático llega al poder en lo que deja de ser los Estados Unidos, y reduce todas las mujeres en esclavitud.
Religión e intolerancia
Lo que más me generó malestar es el aspecto muy real y actual de los eventos descritos, como lo atestan noticias recientes:
https://edition.cnn.com/2019/05/16/politics/states-abortion-laws/
https://www.nytimes.com/2019/05/25/opinion/letters/abortion-laws.html
No es un fenómeno limitado a Estados Unidos (aunque aparezcan muy “radicales” sobre el tema). En muchos países “disque” desarrollados, hay movimientos de este tipo.
La razón es siempre de origen religiosa. Parece perturbar mucho estos sectaristas que no todo el mundo comparta sus creencias, y que el mundo de ellos sea basado en criterios equivocados.
No parecen darse cuenta de que viven en un mundo pequeño y crepuscular, y que la tierra es redonda.
Mea culpa, mea maxima culpa
La característica común a todas estas creencias es el sueño nostálgico de que las mujeres son propiedad de los hombres y que, además, deben asumir las culpas de ellos.
La pretensión está escrita en los “libros santos”, prueba irrefutable de que son humanos masculinos que los escribieron, en contra de todas las evidencias genéticas y otros hechos científicos que demostraron su falsedad.
Un elemento de esta táctica milenaria es convencer a las víctimas de que ellas tienen la culpa y que son débiles.
Hay, sin embargo, una realidad que escapa a todos los integristas religiosos.
No sé, todavía, si es parte de la trama de la historia contada en “The Handmaid’s Tale” (me imagino que sí).
Esta realidad es que ninguna opresión o privación de la libertad es para siempre. Los que hacen votar leyes en contra de las mujeres solo lograrán un resultado: las mujeres, simplemente, se marcharán.
Me imagino que la serie lo describirá (solo estoy al episodio 5, temporada 1). Hablando de eso, regreso a la serie, porque me siento muy atrasado.
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