Grado de dificultad: 2 (Sabemos que el tema es complejo para los consumidores “normales” de noticias).
Columnista: Redacción
Un periodismo consciente: mejor tarde que nunca
Hablemos de nuevo de la toxicidad periodística
“Noticias tóxicas” es una expresión que hemos usado mucho durante los últimos meses.
Trata de describir nuestra percepción negativa de las fuentes de información que solemos usar.
Eso nos llevó, en particular, a analizar fuentes no convencionales conocidas por sus sarcasmos. Nuestra idea era encontrar confirmaciones de nuestra impresión de toxicidad de las actualidades, a falta de poder superarla.
Pero parece que los periodistas de verdad están haciendo el mismo descubrimiento.
El despertar de los periodistas
Un artículo del Washington Post llegó en buen momento para ayudarnos en el presente editorial:
I’m a journalist who stopped reading the news. Is the problem me – or our product?
Nos sorprendió ver que nuestra percepción no era tan aislada y, sobre todo, que era compartida por periodistas profesionales.
La autora de la pieza es Amanda Ripley, reconocida editorialista para Time Magazine, The Atlantic y The Washington Post.

Expresada por alguien con tal pedigree, la opinión tiene más fuerza que con nuestras humildes palabras.
Les recomendamos leer este artículo en inglés, del cual les hemos hecho una traducción:
Traducción artículo WP de Amanda Ripley
Es un editorial que trata de ser optimista … Tal vez demasiado, según nuestro punto de vista: no se modifican tan fácilmente unas costumbres contraproducentes aprendidas en escuelas de periodismo.
Influenciador mata a periodismo
Hay, además, un elemento que subestima Amanda Ripley en su editorial: la influencia de las redes sociales.
Son fuentes muy ruidosas poderosas que no se preocupan ni de la veracidad ni de la responsabilidad de la información.
Sus “contribuidores” se hacen llamar influenciadores, término terrible que no implica ninguna dignidad como lo reclama Ripley.
Son, desde nuestro punto de vista, la razón preponderante detrás de la toxicidad global de la información.
Nosotros nerdos, los llamamos trolls un nombre que los describe mejor. Son ellos a los que la gente escucha, hoy, y no será ni fácil ni rápido cambiar esta nueva fea costumbre.
Nota: la segunda razón es la influencia del dinero de los que financian los periódicos principales.
Sin embargo, es interesante ver que una luz empiece a alumbrar un gremio que la necesita.
Corregir un rumbo perdido
Una de las mejores decisiones que pudo tomar TMN fue la de alejarnos de Twitter, eligiendo a Mastodon. Pero fuera de este pequeño oasis, el ambiente sigue siendo tóxico.
Esperemos, sin embargo, que más voces como la de Amanda Ripley nazcan y empiecen a corregir un rumbo perdido.
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